Ferrari logo

Automóviles

Mythbusters: manettino

Quinta parte: cómo evolucionó el manettino de Ferrari desde la Fórmula 1 hasta colocar la selección del modo de conducción al alcance de la mano
Texto: Jason Barlow

En gran medida, la rueda ha demostrado ser inmejorable, tanto en las cuatro esquinas de un vehículo como en la forma del instrumento que permite conducirlo. Pero el compromiso de Ferrari con la innovación ha producido cambios importantes en la interfaz hombre-máquina (HMI) de sus coches, en particular en la funcionalidad del volante.

Como ocurre en otros ámbitos del Ferrari contemporáneo, el papel que desempeña la Fórmula 1 es fundamental. Hubo un tiempo en que el volante tenía una sola función, aunque su diámetro y el material con el que está vestido ha ido cambiando a lo largo de los años. Por ejemplo, si nos fijamos en las imágenes de José Froilán González luchando con el volante de su Ferrari 375 (el coche con el que consiguió la primera victoria de la Scuderia en la Fórmula 1 en 1951), o incluso de Gilles Villeneuve 30 años después en un 126C, resulta evidente lo lejos que han llegado las cosas. El volante de un coche de Fórmula 1 moderno es en sí mismo un ordenador avanzado que ofrece control sobre gran variedad de mapas de motor, configuraciones de equilibrado de frenos, diferencias de tiempos de vuelta y mucho, mucho más.


Haz clic para ver la evolución del manettino, de la F1 a la carretera

El Enzo (2002-2004) fue el primer coche de producción de Ferrari que realmente profundizó en la conexión del volante. Aunque en general tenía un enfoque minimalista, la estética exterior e interior del Enzo estaba fuertemente influida por la Fórmula 1. El volante sirvió de modelo de lo que vendría durante los siguientes 20 años. Cuidadosamente esculpido con reposapulgares, los botones para los indicadores estaban ubicados al nivel de este, mientras que, en una sección levemente extendida a cada lado del cubo, había tres botones más pequeños. Estos ajustaban lo que aparecía en la pantalla LCD del tablero, la altura del chasis delantero, la configuración de los amortiguadores, el sistema de control de tracción y la selección de marcha atrás. Su uso era intuitivo e introducía el principio ergonómico de «ojos en la carretera, manos en el volante». Desde entonces, este ha sido un precepto rector.

Inspirado en los F2002 y los F1 anteriores, el Enzo fue el primer coche de carretera de Ferrari con botones en el volante, aunque es anterior al manettino

A veces los coches evolucionan, pero en otras ocasiones se produce un salto cuántico. Cuando en 2004 llegó el F430, contenía varias novedades importantes. Quizá lo más destacado era la introducción de un diferencial controlado electrónicamente y accionado hidráulicamente (E-Diff para abreviar) cuyo fin era supervisar los datos de los sensores que medían el ángulo de dirección, la cantidad de guiñada y la velocidad de cada rueda para revolucionar las respuestas dinámicas del coche.

Pero el mecanismo mediante el cual Ferrari permitía al conductor acceder al nuevo ancho de banda del coche era igualmente ingenioso. El manettino era una pequeña palanca anodizada, ubicada en el lado inferior derecho del volante, que activaba cinco configuraciones dinámicas distintas, como la rigidez de los amortiguadores y los tiempos de cambio de la caja de cambios semiautomática. Pero también le daba al conductor un dominio aún más sofisticado sobre los sistemas de control de tracción y estabilidad, así como sobre el comportamiento del E-Diff. Un símbolo de nieve/hielo y de poco agarre/carretera mojada indicaba que todo estaba «activado», lo que brindaba al conductor la máxima protección gracias a los diversos mecanismos electrónicos de seguridad. Además, estaban las configuraciones «Sport», «Race» y «CST», la última de las cuales suministraba una leve presión háptica adicional contra el dedo para confirmar si el conductor quería explorar todo el rango de manejo del coche sin asistencia electrónica alguna.


En 2003, el manettino debutó en el F430, con los modos Ice, Wet, Sport, Race y CST-Off

Desde entonces, el manettino ha sido un elemento fijo en todos los volantes de Ferrari, un ejemplo engañosamente simple y muy efectivo de ergonomía automotriz. La última generación de volantes de Ferrari se ha vuelto mucho más compleja y ahora combina una sensación táctil más sutil con la sensibilidad háptica del manettino. Los Ferraris híbridos, como el 296 GTB y el SF90, tienen que dar cabida a una funcionalidad en constante expansión, sobre todo porque el software del vehículo está un orden de magnitud más sofisticado que el del F430. En el modelo 296, por ejemplo, el manettino regula seis ajustes: «Wet» para la máxima estabilidad, «Sport» para una conducción dinámica, «Race» para una conducción deportiva, «CT» desactivado para la máxima diversión al volante y «ESC off» para una diversión al volante extrema. O pulsando el manettino es posible cambiar la configuración de la suspensión.  

La clave del éxito del 296 es el modo en que los complejos sistemas que lo gobiernan están totalmente armonizados. La puerta de entrada a toda la magia del coche está en el manettino.